INICIOS DEL COMERCIO EN PUERTO MONTT

Desde que fuera fundada la ciudad, la actividad marítima era el único medio de comunicación que
existía con el resto del país, ante lo cual se crearon diversos negocios que abastecían esta área. Se
instalaron igualmente pequeños astilleros para la construcción de embarcaciones, que transportaban
mercaderías desde y hacia el norte del país e incluso al extranjero.
La explotación y comercialización del alerce, actividad que venía realizándose hacía décadas en el
antiguo Melipulli, floreció aún más.
Se crearon los primeros molinos para la obtención de harina. Se instalaron las primeras Fondas,
Posadas y Hoteles para la alimentación y el alojamiento. Se abrieron Salones de Billar y Palitroque para
el entretenimiento. Se establecieron Ferreterías para abastecer la gran demanda de materiales de
construcción. Una Recova para la venta de carne y fábricas de aguardiente y cervezas.
Los cultores de las artes manuales tenían un merecido prestigio y eran muy bien cotizados. Carpinteros
que construyeron los primeros edificios públicos y obras de urbanización, mueblistas, herreros,
ebanistas, toneleros, cerrajeros, zapateros, sastres, peineteros, talabarteros y panaderos estaban entre los principales.
En la agricultura se producía y comercializaba avena, centeno, trigo, cebada, espíritu de papa y granos,aceites secantes de linaza y nabos, tejidos de lino, cueros surtidos, salazones, quesos y mantequilla
entre otros.
Muchas fábricas y negocios se ubicaron desde un principio en el antiguo Barrio Cayenel, en la actual
calle Antonio Varas entre Chillán y Pérez Rosales. Con los años este sector se transformó en el corazón
del comercio de la ciudad, instalándose todo tipo de negocios y actividades productivas,
prolongándose posteriormente por calle Varas hacia todo el centro de la ciudad.






























Hotel Progreso, en 1893, ubicado en la
esquina de San Felipe con Urmeneta.
Fue uno de los primeros establecimientos en ofrecer
alojamiento en el centro de la ciudad.



publicidad en el diario el llanquihue año 1928.

























CASA “OUTRIDGE”
El local de Varas esquina Chillán era de propiedad de don Guillermo Outridge. En esa casa había también de todo, hasta ferretería , y su principal característica la constituía en ser una especie de Banco Popular , especialmente para los pequeños agricultores de toda la zona los cuales inmediatamente de vender sus cosechas o sus animales venían a dejarle a don Guillermo su platita para que él se las guardara.
¿Documentos? ¡Ninguno! Todos sabían cuánto le entregaban y don Guillermo sabía cuánto les recibía. El sistema de intereses no existía en esa firma ni cuando ella recibía ni cuando ella prestaba.
Gran cantidad de pequeña maquinarias había en sus bodegas. El sistema de compra y venta era el más sencillo:
-¡Don Guillermo, necesito una máquina cultivadora! O una segadora de pasto, o uno de los motorcitos Monarch que allí había.
-Bueno. Elige una y te la llevas y cuando tengas plata la vienes a pagar……
Y jamás, según me lo dijo en una ocasión el propio don Guillermo, tuvo dificultades con sus clientes.



LA “HOSTERÍA HOFFMANN”
El nombre de Carlos Hoffmann no morirá jamás en el recuerdo. Este hombre corpulento tenía apellido alemán, pero era más chileno que los porotos y que las papas chilotas.
Su gran hostería, su gran parque en la Isla, sus ingenios de cal y su inolvidable “La Fragua”, fueron siempre recuerdos que todos se llevaban en su corazón y en sus máquinas fotográficas.

                                                                                                                                                                    






















LA “CERVECERÍA STANGE”
Esta firma una de las más prestigiosas de Puerto Montt, estuvo siempre en calle Urmeneta.
Sus hijos dieron en una ocasión el más bello ejemplo que jamás olvidará Puerto Montt y que consistió en rechazar terminantemente la transferencia al pulpo de esos tiempos llamado “Cervecerías Unidas”, el cual queriendo a toda costa implantar un inmenso monopolio, les dijo, según me lo refirieron en una ocasión Osvaldo y Heriberto Stange, que se les ofrecía una gruesa suma pero muy gruesa suma para que la Cervecería Stange cerrara sus puertas. No tenemos, les contestaron en estos momentos suficiente capital para adquirir una partida de avena malta que se nos ofrece, pero nuestra firma nació en Puerto Montt desde nuestros antepasados y morirá aquí mismo, siempre de los Stange.

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